En medio de la obra prima de aquel director el eco sangriento se escucha aguarse en su felicidad y tristeza...al ver quien le mordía en el cuello era su amado...yo...una lagrima calló de su rostro y junto a mi nueva pareja la acorralamos bajo aquella lluvia en las afueras de ese mugre y viejo teatro en la ciudad...ella corría a mis brazos musitando que jamas debió dejarme...
La obra maestra prohibida compuesta por el gran "Humberto Kordts" se estrenaba aquella noche en el teatro de Sydney. En medio de aquel réquiem monstruoso más parecido a Wagner que a Mozart, se produjo la muerte más extraña presenciada por ser humano alguno.
Llegó el sábado para manolo, un día grande para el, sus notas en el cole muy buenas, todo bien aprobado, cuando llega con alegría el amanecer del primer día de vacaciones estivales.
Una noche lluviosa perdí mi vida humana, vivo en las tinieblas de mi sed en la mentira de mi mente. Dios mío ya amanece, el cielo se tiñe de rojo pero el sol no me importa no mata como en las películas yo ya estoy muerto, ni mis suplicas me salvaran el infierno siempre esperara.
Sed de sangre, ya no recuerdo él ultimo sorbo de aquel dulce néctar de la vida, ya no recuerdo a mí ultima victima, andando por estas calles que han envejecido durante varios lustros, he visto a gente morir y nacer sus hijos, de algunos me he alimentado, mi corazón sé a secado no tiene el mismo latido de cuando era un simple mortal.
Un dia excelente para ir a la cueva,pensó Ezequiel al levantarse.Caían pequeños copos sobre su jardín y las montañas estaban completamente nevadas. Fue a la plaza,donde había quedado con sus amigos, sara y sebastián, para subir colina arriba. Llevaban ya un par de horas de camino, cuando reparó en que Sara no había hablado aún,estaba un poco pálida y cansada así que decidieron hacer un paro en una pequeña llanura.
Sed. Tengo mucha sed. Hace noches que no bebo. Pero se lo prometí a mi amada. Por ella lo dejaría. La necesidad y el deseo por el para mí precioso líquido envuelve todo mi ser. A veces me retuerzo desesperado clamando por unas simples gotas. Pero le prometí a mi amada que jamás volvería a beber.
Todo empieza hace unos meses cuando mis ansias de vida comienzan a desvanecer, todo parece estar en mi contra y poco a poco voy perdiendo las ganas de vivir, la desesperación ciñe mi cintura y prieta sus manos contra mi garganta impidiendo que llore o que exprese emociones...
Confieso que he amado. Amé al hombre por el cual escribo estas líneas en lo que parece que va a ser la nota de suicidio de un vampiro.
Esta noche ven a mi, muéstrame quien eres que tu sabrás quien soy con solo mirarme a los ojos, amé como nadie me ha amado, déjame amarte como yo tampoco he amado, por que esta es mi última noche, ahora haz que tu naturaleza se sacie, libérame con la muerte, como solo sabes hacer tu, tirando de mi corazón con cada sorbo de mi sangre, ahora no sufras por mi muerte como has sufrido por todas, al contrario, se feliz, por haberme dado esta hermosa noche y la paz.
Recuerdo aquella noche, ha pasado tiempo; recuerdo su delicado cuerpo tendido en el suelo; recuerdo su piel blanca, mas blanca que lo normal, aun mas blanca que esta hoja de papel; recuerdo su largo cabello negro, brillante, en parte debido a los débiles rayos de luz de luna que entraban por la ventana, pero mas que nada brillante por la sangre que lo humedecía; recuerdo su hermoso rostro encerrado en una expresión, casi imperceptible, de terror; recuerdo sus ojos azules, inertes, descubiertos, observando fijamente la figura de aquel que los había marchitado, aquel que les había arrancado su luz, luz que había convertido la mirada de su dueña en la mirada mas bella y encantadora, mirada que me cautivo y enamoro, pero que en ese momento se había convertido en una mirada fría y opaca, una mirada que me condenaba, provocando en cada centímetro de mi ser una terrible sensación de escalofrió, sensación hasta aquel momento desconocida por mi.
El niño solitario, con ojos humedecidos y párpados empapados estaba en cuclillas, meciéndose en el suelo. ¿Dónde estaba? No lo sabía. ¿Por qué se encontraba solo? Tampoco lo sabía. No recordaba nada.
Llevo dos días sin salir de casa.
No me gusta salir a la calle.
Pero las pocas reservas del último robo que hice al banco de sangre se me han agotado.
Es de noche. Una noche oscura y tormentosa. La lluvia arrecia fuertemente. Una chica camina de forma apresurada, sin paraguas, protegida con un largo abrigo rojo. El agua ha empapado su melena pelirroja. Está asustada. No hay nadie por la calle, sólo ella y su miedo.
Un terrible escalofrío recorre mi espalda, en la garganta siento como si un torrente de lava hubiese pasado por el, no puedo más, cada noche es lo mismo, me recuesto e intento dormir, pero amanezco en el bosque, tirado, con un inmenso dolor de cuerpo.
Esta historia ocurrió en un barrio de Santa Fé capital, más exactamente en una escuela. Estaba entrando al salón de clases cuando alguien mencionó:
¿Dónde esta Gustavo?
Hola mi nombre es Antonio Cruzaley vivo en la ciudad de Mexicali B.C México lo que me pasó a mi tal vez sea difícil de creer, ya que la mayoría de la gente no cree en esta clase de cosas, por eso es que busqué esta página para poder desahogarme. Espero que les guste mi historia y espero que a ni uno de los lectores le suceda.
Sus ojos eran enormes y vacíos carentes de alma
Su sonrisa gigante casi dolorosa y aquel sonido desgarrador
De aquel hacha cortando la piel de aquella pobre víctima.
Siempre me había preguntado que había en el último piso de mi edificio, mas nunca me atrevía a subir.
Una madrugada mientras todos dormían yo no paraba de escuchar pisadas en el piso de arriba lo cual era raro ya que ese piso estaba deshabitado. La curiosidad no me dejaba dormir así que sin dudar me levanté, salí de mi casa y subí las escaleras. Se escuchaba la lluvia caer y el viento soplar.
Cristina Argibay Oujo nos envía este primer capítulo de su novela con formato blog titulada "Los ojos de la muerte". Cada sábado publica un nuevo capítulo así que si os gusta no dudéis en visitar su blog.